Cómo funciona el sistema de control de presión positiva
Un sistema de vapor convencional puede llegar a estar por debajo de la presión atmosférica para conseguir controlar la temperatura. Normalmente, se instala una válvula de rotura de vacío para evitar los problemas que se producen cuando el sistema reduce su presión por debajo de la presión atmosférica. Una vez abierta la válvula de rotura de vacío, el control de la temperatura se realiza mezclando el aire con el vapor. La mezcla de vapor y aire produce una temperatura más baja. No obstante, si el condensado debe además, elevarse hasta el sistema de retorno de condensado, o si el sistema de retorno está presurizado, ni siquiera la válvula de rotura de vacío funcionará.
El sistema de control de presión positiva actúa como una válvula de rotura de vacío. En lugar de introducir aire a presión atmosférica, el controlador inyecta aire a una presión predeterminada más elevada. El usuario restablece con este controlador de presión, el nivel de presión de aire predeterminado en el momento del diseño de la instalación. En lugar de que el equipo trabaje con una presión variable o indeterminada o inferior a la presión atmosférica, el controlador mantiene una presión diferencial predeterminada a través del purgador de vapor, garantizando la descarga de condensado. Incluso cuando el purgador de vapor falla u otras causas cambian la presión de retorno del condensado, el controlador detecta esta diferencia y mantiene el diferencial preestablecido.
Consumo mínimo de aire
El sistema de control de presión positiva usa muy poco aire. La cantidad depende del tamaño del purgador de vapor seleccionado. El consumo de aire puede ir desde 10 SCFH a 90 SCFH (0,3 a 2,5 Nm3/h) o más en sistemas más grandes. Para entenderlo mejor, un paquete de 27 SCFH de aire equivale a 3 pies cúbicos en una hora. Una vez introducido el aire inicial, sólo se debe considerar el aire que va pasando a través del orificio de venteo del purgador. Este volumen de aire es tan bajo que resulta prácticamente indetectable en un desaireador.
Otras ventajas
Normalmente se recomienda que los purgadores de boya y termostáticos se usen en sistemas de vapor que trabajan con regulación porque drenan mejor cuando no hay más presión motriz que la de la altura manométrica del condensado. Gracias al mantenimiento continuo de una presión positiva por parte del sistema de control de presión positiva, podemos y debemos usar un purgador de vapor de cubeta invertida, que tiene una esperanza de vida más larga. Como el aire se inyecta con una presión positiva, el dióxido de carbono (la verdadera causa de la corrosión) se diluye y desaparece del intercambiador.